Si se les mete una idea en la cabeza y creen en ella, no
cejan. Son los casos, por ejemplo, de las Google Glass y de los drones
repartidores de Amazon. Claro que fondos para continuar insistiendo no les
faltan.Al margen de las nuevas gafas con las que nos quiere sorprender Google
tras la espantada que dieron con el primer modelo, Amazon persiste en su idea
de distribuir paquetes a bordo de drones. Y eso a pesar de la legislación y los
problemas de seguridad.Vaya por delante que se deduce, tanto por los vídeos
como por la pura lógica, que el servicio no está pensado para núcleos urbanos,
para grandes ciudades ni para edificios de viviendas al estilo más europeo sino
para urbanizaciones de viviendas unifamiliares y núcleos más dispersos. Habitualmente,
tendemos a pensar desde nuestra perspectiva y desde un punto de vista urbanita
entregar paquetes con drones no tiene mucho sentido. Así que el escenario es
repartir paquetería en áreas residenciales unifamiliares y, a ser posible con
jardín en el que aterrizar. Las entregas se realizarían en menos de media hora
con aparatos de unos 25 kilos de peso, capaces de llevar una carga de en torno
a 2,2 kilos a una distancia de más de 15 kilómetros y en vuelos de una altura
de hasta 120 metros. Están probando hasta una docena de prototipos que cumplen
estas características. Según se puede ver en el vídeo distribuido por Amazon,
el cliente podría tener que colocar una etiqueta en la zona de
entrega/aterrizaje. Una aplicación avisará de que está a punto de llegar el
pedido. Se recoge y listo.
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